jueves, 14 de febrero de 2013

UBUNTU


 

UBUNTU

            Un día el compañero Manolo Campa me dijo, en su pareado destilado en Harvard: “Desde que abrazaste la Antropoloxía...Dexaste la Economía???”. Ni mucho menos, creo yo. Más bien, la Ciencia de Malinowsky, Levi – Strass, Boass. me sirve de arma moral para atacar los pilares de la Economía Neoliberal más carca y recalcitrante entre la que nos enfangamos. Toda la fuerza vital de los seis millones de olvidados en esta tierra de sinrazón que antaño se llamaba España. Nunca agradeceré tanto a la “compi” Bego Huergo haberme enseñado el camino.

            La Historia que os pretendo narrar va sobre Ubuntu – más allá del software libre que evita el servil canon a Microsoft – y es la siguiente. Un antropólogo estudiaba los hábitos y costumbres de la tribu Xhosa de la etnia Zulú, en África. Un día, decidió hacer algo divertido entre los niños del poblado, puso un montón de dulces es una canasta, decorada con cintas vistosas, debajo de un árbol. Luego los llamó para el juego. Explico que cuando él dijera "ahora", deberían correr hasta aquel árbol y el primero en llegar a la cesta tendría el derecho a comer todo su contenido. "¡Ahora!"...Y los niños se tomaron de las manos corriendo juntos hacia la cesta. Seguidamente, comenzaron a dividir los dulces, y sentados en el suelo comían felices. El antropólogo fue a su encuentro y preguntó indignado porqué habían hecho eso cuando uno sólo podría haber tenido toda la cesta para él. Ellos contestaron: “Ubuntu, nigumuntu, nigamuntu” que más o menos significa “Una persona es persona, solo, a causa de los demás” . ¿Lo mismito qué en nuestra comprometida sociedad actual, verdad?

             Hace poco, hablando con Casimiro Palacios recordábamos la “peli” “Fort Apache” en la que el Comandante Thardey, disertaba sobre los cobardes aguijonazos, contra el ejército US – arcaísmo de las actuales estructuras del imperio -  de los Apaches Mescaleros. En frente el Capitán York, era de otra opinión. La realidad es que el propio Sistema necesita, en pequeñas dosis, elementos subversivos para justificar su existencia. ¿Verdá “Casi”?... Porque si todo fuese uniforme y monocolor, la respuesta social podría ser verdaderamente peligrosa, fulminante y desestabilizar al Sistema y a todos los que sestean plácidamente en su útero. 

            Y toda este curso de Antroploxía acelerada  -A fin, de qué fin? Me diréis. No os lo reprocho, solo responderos que más allá de las dietas, los supuestos cobros, sobresueldos de organizaciones nacionales. Traspasando los orígenes de las presuntas contabilidades “B”, de sus orígenes más o menos lícitos, sea quien sea el que se los mete en el bolso. Debería estar, en la esencia y los principios de la dignidad hacia todos los que conformamos la tribu, la bonhomía de ser honesto. Entiendo, desde la racionalidad económica, que quien pueda, ingrese la mayor cantidad de dinero que crea conveniente, siempre que no sea resultado de una práctica ilegal. Allá su conciencia, la que le dicten sus principios. Si es capaz de vivir con ello y sin ruborizarse corresponder a su stress, con un aumento en la minuta, no os aconsejaría su compañía ni para ir a tomar unas copas. Lo que me resulta repugnante, a todas luces, es querer justificar la “navayá” en el corazón de los ciudadanos de a pie, como solución única y necesaria para salvaguardar el “Estado del Bienestar”, mientras que en el envés se montan “legalismos” para salvar el culo y blanquear el dinero de los que lo amasaron en las malas artes del engaño – y a saber qué más - de la economía sumergida. ¿Cómo puede crecer una economía, en crisis de demanda – donde nadie puede gastar – si se capa con impuestos, reduciendo subvenciones y otras glorias, la capacidad de compra?

            Un ¿todo vale? No sé, seguro que para un Zulú, no. Pero claro, algo “nun güele bien” en el país en qué la Picaresca fue endémica, dónde “El Lazarillo”, “El Buscón”, “La Pícara Justina” o “El Guzmán de Alfarache” son, además de joyas de la Literatura del “Siglo de oro”, ejemplos de un modo de vida, el del “pirulazu”, otra vez rescatado, en la antesala del tercer milenio, nada bueno puede esperarse bajo el sol.  ¿Dónde llegaremos? Ni me atrevo a imaginar. Pero desde el corazón de los seis millones de parados, desde la desazón de sus familias y el hambre de sus hijos solo me atrevo a pedir, sin erigirme en representante de nadie, cordura, honradez y honestidad para con lo que se nos viene encima. Y, aunque hace tiempo que deje de creer en Dios, como el “Alcalde de Zalamea”, a Él imploro. Porque los de abajo parecen igual de sordos.

 

 
                                                                                                                      Heri Gutiérrez García

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