martes, 28 de octubre de 2008

VALOR DE LEY

El título de este artículo corresponde a un “wester” de Henry Hathaway, rodado en 1969, y protagonizado por John Wayne, “oscarizado” por su actuación, y secundado entre otros por Robert Duvall y Dennis Hopper. Estas líneas están escritas pensando en dos grandes personas del fútbol, relacionadas con el Sporting de Gijón, cuya valía humana trasciende lo deportivo. A mi juicio; el “Feo, fuerte y formal” alguacil de la película guarda alguna semejanza con los protagonistas de mi presente artículo. Poco o nada importa que yo sea, desde la más tierna infancia, seguidor del equipo que juega a orillas del Piles, en El Molinón, al oeste de la Villa de la Costa Verde; ni que vosotros, los lectores, podáis ser forofos del Titánico, Caudal, Langreo, L´Entregu, Oviedo, Villarreal, Osasuna... O que os guste tanto el fútbol como a Caperucita Roja adrentarse, un domingo por la mañana, en el proceloso Bosque del cuento, lleno de lobos charnegos, cargados de alcohol de baja graduación hasta los tuétanos y de brujas embriagadas de estramonio, dulcamara o de mandrágora. Pues bien; las personas a las que quiero dedicar mi firma en el ejemplar de Noviembre, son las de Enrique Castro “Quini” y Manuel preciado. Tan conocidos son; que basta con citar sus nombres para servir como inmaculada tarjeta de presentación o de visita. Las vidas de ambos siguieron caminos más o menos paralelos; tuvieron triunfos deportivos y algunas desgracias personales, que les hicieron muy grandes y humanos; pero a cada uno por separado. Hasta que, que el destino, siempre el azaroso sino, hace algo más de dos años, les unió al borde de la Playa de San Lorenzo; justo cuando Manolo fue contratado como técnico de urgencia para salvar al Sporting de una debacle deportiva que podía obligarle incluso a sucumbir muchos más años en el “infierno” de la segunda división del fútbol español; condenado al ostracismo y al olvido más triste. Tiempo antes; “El Brujo” ya había sido rescatado para enfundarse el oficio de Delegado sobre su alma rojiblanca, y volver a sufrir fuera del campo, con su equipo, como nunca lo había hecho dentro.
Uno y otro; han sido parte importante de lo que la entidad ha conseguido la temporada pasada; el ansiado ascenso. Y juntos, hombro con hombro, serán los pilares básicos de lo que se pretende para esta temporada... Pero quedarse en que todo lo citado está relacionado solo con sus capacidades y saberes deportivos, y más concretamente con el mundo del fútbol, sería terriblemente pobre e injusto. Tan insustancial, pueril y simple como pensar que una empresa es mejor que otra solo y exclusivamente por el nivel tecnológico que aplica a su proceso productivo, sus maquinarias o equipos informáticos mas avanzados – al respecto aconsejo leer el libro “No es por el café” que sobre la marca “Starbucks” ha escrito Howard Behar, editado por Empresa Activa -.
Existen toda una serie de valores personales que en las relaciones de empresa, deportivas o humanas definen el éxito de los resultados. Los mismos principios básicos por los cuales un profesor no es mejor por saber más de su materia; si no por “saber” comunicar aquellos precisos conceptos, en su momento propicio y ante la necesidad incipiente. No vale otra....!
El resultado de cualquier empresa, en la que nos embarquemos, siempre es enigmático; además el entorno al que nos enfrentamos es variable y muchas veces, más de la cuenta, se torna hostil; quizás en esta duda existencial reside la capacidad que esa actividad tiene para “engancharnos”. Sicológicamente, parece que si las cosas son demasiado fáciles, desde el principio, pierden su valor intrínseco; o su gusto, que viene a ser lo mismo. Recordemos sino, los principios de la cadena de valor en la Economía. Pues bien; retomando la cuestión inicial, deciros amigos que mi idea es que las personas con capacidad para ilusionar a los demás, en cualquier campo, son las que tienen la magia para revivir lo que parecía, desde mucho tiempo, muerto y además atraen seguidores rendidos ante la capacidad de líderes que les inviste.
La interrelación deporte y empresa es algo que, los que nos desenvolvemos en ambos campos, conocemos desde siempre y que algunos emprendedores como Valdano, Corbalán y Romay han sabido dar vida en una idea empresarial llamada “Makeateam” que se dedica a dar formación a altos directivos en materia de habilidades sociales, inteligencia emocional, trabajo en equipo, “Know – How” empresarial y muchas más cuestiones relacionadas con la gestión del conocimiento que los buenos de Preciado y Quini, conscientes o no de ello, ponen en práctica, día a día, en los campos de Mareo. Esperemos que la Suerte les sonría. Como siempre; Carpe Diem; amigos.
Heri Gutiérrez García

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