jueves, 19 de abril de 2007

Qué carajo les voy a vender a esos?


César Augusto creía que era Mzungu Sese Selasi Mariam y como tal llegó al continente. Desembarcó en el puerto de Vigo, con la orquesta Ay Papito 2.0, y en esta ciudad tuvo lugar el primer pase del espectáculo. El verano gallego no estaba tan mal como pensaba César-Mzungu, hacía calorcito y los gallegos de verdad eran muy curiosos.

Notaba una incipiente morriña cubana a la hora de comer. Algunas noches se sorprendía riéndose a carcajadas con la rigidez de caderas de estos gallegos de acá. A los pocos días de llegar ya había tomado la decisión de quedarse en la vieja Europa. Pensaba que era hora de conocer la casa de la abuela.

Su padre era oriundo de Caroyas en Luarca. Salió de su pueblo con catorce años y una pequeña maleta de cartón amarrada con un cinturón. No regresó jamás, pensaba que si no podía volver rico como un indiano de los de verdad no merecía la pena el gasto. Murió de un infarto a la semana siguiente de entrar en el Periodo Especial.

César-Mzungu esperaba encontrar en el pueblo de su padre algo que le transportara al recuerdo del viejo. Había sido un padre bueno, con unos ideales férreos que defendía con fiereza. El único problema era de qué iba a vivir en esta tierra tan dura y fría.


El otoño empezó con la actuación de San Miguel en un pueblo llamado Trevías, muy cerca de Caroyas. La llovizna calaba como cuchillos en la niebla que ahogaba a las pocas casas alrededor de la carretera. El río Esva bajaba casi sin agua a causa del estiaje. Mzungu-César decidió saltar por la borda y durante la cena en el restaurante “La Unión”, después de zamparse unas natas vaqueiras con melocotón y encargar un café se disculpó y en el barullo del comedor lleno a rebosar de lugareños en las fiestas grandes del pueblo salió a la calle. Preguntó al primero con el que se cruzó hacia dónde quedaba Caroyas y así como le dieron noticia dio las gracias y echó a andar tranquilamente, sin apuro.


─ ¿Qué carájo les voy a vendel a estos gallegos, si no tengo ná? Buenas y bonitas palabras─pensó Mzungu-César. Así que enseñó los dientes con la mejor sonrisa, apretó los puños en los bolsillos de la chaqueta y tiró para delante. Sin mirar hacia atrás y ligerito. Se largó hablando en voz alta.─ Cuando reparen en el moreno ya yo estaré lejos.


En el centro de una gran curva en Cortina vio a lo lejos los focos de una furgoneta y se tiró al arroyo que había. Aterrizó sobre los arbustos del río. El río Mall.ene estaba tan seco como el Esva. Enseguida se lamentó de lo que había echo. Tenía los brazos acribillados con pinchos de los matorrales. Tardó en encontrar una salida a la carretera. Pero estaba decidido a encontrar la casa de su padre.


─Me voy a lo del Amancio, mi asere, a vel si me saco una platica, unos pesos –iba pensando mientras seguía a buen paso por el arcén camino de Caroyas rodeado de monte y alguna casa de vez en cuando con grandes perros ladradores que dan un poco de miedo- haciendo uso de su ejemplar solidaridád Amancio va a cederme un lote de productos p’a vendel en el rastro. En cuantico me venga la plata me voy compral una vaca y un prao pa’ que coma velde.

Pensaba en todo esto y seguía creyendo que él era el llamado a conseguir la Tierra Prometida, Mzungu Sese Selasi Mariam el gran rey banyamulengue que tiene el mandato de los hechiceros de reconstruir el pueblo. Ha tener una buena vacada real que de de comer a un gran pueblo.


Seguía hablando en voz alta ─ Le voy a contal lo que no está escrito, a la pobre vaca. Para que me dé la leche más rica de Asturias. Así que buenes palabres y mucha mielda.

Se me fue el martes con un frío que estos bálbaros dicen flesco. Un café con leche, puaj!, pelo no voy a molil de flío. Amancio que ela como un padle pa’ mi, mi papito, se me volvió un hijueputa. Dije buenas palabras y bonitas, estos gallegos son dulos. La vaca está mas celca cada día. Sueño con ella, con sus ubres repletas de leche blanca como la nieve. Caliente. Y cuando tenga un telnero halemos una balbacoa, con los aseres asturianos, catalanes, alemanes, polacos, ucranianos, ecuatorianos, colombianos, peruanos, chilenos, rumanos, rusos, coreanos, chinos, japoneses, senegaleses, malinenses, marroquíes, andaluces, gallegos de Galicia, laosianos, ingleses, italianos, brasileños, argentinos, nigerianos, bolivianos, saharauis, iborienses, portugueses. Pelo que traigan de bebel. Escucho el sonido del cencerro que le voy a colgal. La voy a llamal Angelina. Voy a sel el dueño de la Angelina Jolie de las vacas. Dicen que el melcao de Sama bajó mucho los últimos años. Me dejaré cael por lo de Dani pa’ vel de comel algo bueno. Dani es lo máximo. Nadie lo hace tan bien como tú, Washintoncito quelido. Lunes y miércoles en la Cuenca minera y ya huelo a Angelina en las esquinas. El otro día vi una leina en un prao en la Texuca. Preciosa. Golda. Fredy me ofreció unas holas en el consultorio de babalao. Puede que más aliba me necesite en el locutorio. Al telnero lo vamos a llamal calne p’a no encaliñalnos con él. Ya yo no sé si aholal pa’ complal un chancho. Frijoles con aloz, plátano frito, calne de chancho y fruta bomba. Veo diferente la ciudad. El malecón de Gijón me tlaspolta a la Habana. No escucho siquiera a todos estos gallegos que van gritando con una plisa de mil diablos. Extraño a los aseres, a los hermanos, a mi gente. El otro día en Grao vi a Amancito y a Fredy mercando juntos. A vel si voy a dar con todos los hijuepu de aquí. Ayer José Manuel y Helmut me invitaron a casa en Maltinpola. Tienen un sitio pala mi. Me puedo quedal y colabolal en lo que sepa. Tuve en el pensamiento a Angelina toda la cena. Todo estaba muy lico.

Fragmento del diario de Washington Pérez Vilasboas.Gijón año 2001, que apareció como novela bajo el título “Rebelde en Melendreros” y que obtuvo el 1º Premio de Narraciones “En la Cola del Súper” en su edición de 2002, convocado por la Asociación de Grandes Superficies de Distribución Finalista.




Casimiro Palacios
El Entrego noviembre 2005

1 comentario:

Francisco J. Lauriño dijo...

¿Sabes tú el trabajo que me cuesta leer con esti tamaño y esti color de letra? Cámbialu, anda, y nun seas sádicu.