martes, 15 de julio de 2008

CONSIDERACIONES SOBRE LA DESACELERACIÓN

Debemos ser conscientes de la veracidad del título de este artículo. Desde el punto de vista de la Teoría Económica, la crisis o recesión solo es tal cuando, a lo largo de dos periodos consecutivos, un año, los datos de crecimiento real de un país o entorno, son menores que los referidos en los anteriores. Mientras; solo se puede hablar de desaceleración; tal y como ocurre en España, Europa y el mundo actualmente. Profunda desaceleración
La labor de un economista es analizar la realidad económica de un área; la de un político apoyarse en los técnicos y especialistas, en cualquier materia, para establecer planes y políticas que desarrollen ese territorio. Como, mientras no se demuestre lo contrario, soy lo primero y no vivo de lo segundo, intentare hacer una reflexión canicular sobre el actual marco que presenta el 2008, en una dinámica de congresos, posterior a la resaca electoral. Inicialmente debemos reconocer que esta desaceleración o crisis, así postulada según el gusto del paladar que la saboree y disfrute, aunque la definición académica y real debería ser la expuesta al inicio, es algo que se hubiese “comido” cualquier ganador de las elecciones. ¿Por qué? Tan sencillo como decir que es una realidad internacional; que si puede acentuarse por características propias del país o la región, pero que no es patrimonio exclusivo de nadie. Y estos lodos, son hijos de los siguientes polvos:
Primer polvo. El precio del barril de petróleo, Brent, sube y se desmadra, para todos, no solo para los españolitos descendientes de Alfredo Landa. Y sepámoslo, se debe principalmente a dos causas; la primera es el bestial crecimiento industrial que han desarrollado India y China en los últimos años, que fagocita energía incontroladamente; la segunda es hija de la política internacional de USA, por todos conocida y de la que no merece la pena ni hablar, por inhumana y desastrosa. ¡La esperanza; Barack Obama...Esperemos!
Segundo polvo. La delicada situación de los mercados financieros internacionales se relaciona con la caída en barrena del sector inmobiliario, que hasta hace poco tiempo era el motor de muchas economías. Éste creció, durante dos décadas, por la necesidad de nueva vivienda para una población que cambiaba sus hábitos y costumbres de vida, reduciendo el tamaño de los núcleos familiares; a lo que se unió la inversión en ladrillo, por la rentabilidad que éste presentaba, de capitales de distinta procedencia, hasta la especulación; pero finalmente se traspasa el límite aceptable y el mundo vio estallar la “burbuja”.
Tercer polvo. No podemos olvidar que, nuestra querida España, por pertenecer a la U.E., ha perdido autonomía y capacidad para definir una Política Económica, de forma soberana, y que debe acatar la normativa europea al uso. Un entrono donde han llegado los Países del Este, con precarias instituciones económicas y políticas. Y así, en U.E., se acentúa igualmente la crisis. No olvidemos como se dispara el tipo de cambio con el $, encareciéndose nuestro €, y eso aunque bueno para viajar y comprar, es malo para vender, pues nuestros productos resultan más caros. “Ojo al dato” y a la necesidad de mejorar la competitividad de nuestras empresas; que nada tiene que ver con las jornadas de 65 horas; más bien, todo lo contrario. Pero este puede ser tema de otro artículo, en el estío veraniego.
La última variable, o polvo, que debemos analizar, en este caso, si propia de España, es la que se refiere a la propensión marginal al ahorro de las familias. Esto no es más que la cantidad que destinamos al ahorro, al aumentar el ingreso en una unidad, euro ahora, por mes o año. Fuente y origen, además, de la inversión y consecuentemente de la dinamización económica. Y el ahorro en las últimas décadas se ha reducido, pasando de casi el 40% en los ochenta, a estar por debajo de 10% actualmente. Casi toda la renta va al consumo, por una irracional relación mental entre nivel de vida y autoestima personal. Y eso nos endeuda en exceso, hasta el cuello y, como dicen los mexicanos, nos puede llevar a la “Chingada”.
Heri Gutiérrez García

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