Algunas ciencias sociales, como la Antropología, toman prestado de la Filosofía conceptos para aplicarlos al análisis, resolución y explicación de sus problemas. Entre todos, uno de los que más me llama la atención es el que supone a la sociedad como un cuerpo, en el sentido de que sus elementos están in – corporados, la suma de todos ellos supone el órgano o sistema completo, pero con la premisa que éste es más que la cada una de sus partes por separado. De esta forma, dicen los filósofos, sociólogos y antropólogos que no se puede perder un miembro sin que también resulte dañada la total esencia corpórea, vamos lo mismo que si se amputa un brazo a cualquier ser vivo. Este planteamiento, claramente positivista, en cuanto a que demuestra lo que “realmente es”, no resulta muy habitual, en otra ciencia que se vanagloria de ser igualmente Positiva, por usar complicados modelos matemáticos para sus demostraciones, me refiero, como no, a la Economía. Si, en ocasiones, algunos colegas recuerdan el componente Normativo, lo que “debería ser”, pero como a hurtadillas, sin querer provocar a “la bestia” neoliberal que duerme en lo más profundo de la caverna. ¿A donde quiero llegar?. Permitidme que veladamente os hable sobre otra aportación de la Filosofía al conocimiento humano, se trata de la Paradoja del Mentiroso, para no extenderme much sería lo ocurre cuando digo “Todos los de El Entrego siempre somos mentirosos”. Os induciría a una situación sin solución racional. Si es cierto lo que digo de los de mi pueblo, es que yo también lo soy, por ello al mentir, también lo hago en la proposición inicial, y “ya ta el lío armau”.
Ahora sí, ya vamos a la cuestión de fondo y también por cierto de forma. Hace unos días, en la prensa y demás medios de comunicación, salto la desgraciada noticia del cierre de Venturo XXI , más de setenta trabajadores, compañeros todos, se han quedado en la calle. Robando el título a un autor – pido perdón a la SGAE - fue la crónica de una muerte anunciada. Ya desde su nacimiento parecía que la vida iba a ser corta, salvo que surgiese un milagro y no, eso nunca pasa. Por ello, un buque insignia de la diversificación minera, de los ejemplos de creación de empleo para unas zonas en declive que deben ser mucho más que cementerio de fondos europeos, se nos fue a pique. Y como, en algunas ocasiones, la Economía es menos social y más criminal, por permitir atrocidades de lesa humanidad como ésta, ocurre que a nadie duele la amputación de un miembro, claro está de otro, no suyo. Solución, se me antoja, drástica iniciada en una leve herida, no curada, que luego gangrenó y hubo que seccionar.
Y yo me planteo lo siguiente, si a cualquier alumno, de un curso de emprendedores, de formación empresarial, o particpante ocasional en un concurso de creación de empresas, se le pide un plan de viabilidad de tres a cinco años, ¿no se debería exigir lo mismo, o un poco más, en los casos donde las Administraciones Públicas entierran “la pasta”?. Más que nada para que al final del periodo exigido, de obligada duración de vida de la actividad, ésta no se deslocalice o desaparezca. Ya no solo es el fracaso de una empresa nueva y la cara que a todos se nos queda, también debemos sumar en el debe, los parados, sus familias, el deterioro del entorno al quedar los inmuebles nuevamente desocupados y peor aún la cara que se te queda cuando pierdes por goleada en otra final en la que te iba la vida y que ves que lo que importa es la apariencia, la carcasa de cartón piedra mientras que la sustancia, el empaque queda desencajado. Hay veces que pienso que la economía, lejos de ser la ciencia que busque modelos de Estado de Bienestar, con reparto justo, equilibrio sostenible y no discriminadores, es la ciencia de la corbata, los trajes y la gomina que adornan muñecos sin conciencia, que adoran a los vacíos “pijos” enteradillos del imperio Neocon”. En fin, de momento y en espera de la actuación mediadora de sindicatos o administración, la cosa está mal. Solo solidarizarme, y eso es poquísimo, con todos los trabajadores.
Heri Gutiérrez García
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