lunes, 12 de julio de 2010

“VENTURO XXI Y LA REiNA ROJA”

Aun recuerdo cuando en los mundiales de del 74 y 78, si aquéllos en que no había televisiones en color ni casi en blanco y negro, en los que los españoles recién salíamos de una etapa también negra y dura. Cuándo los “guajes” - lejos aún por nacer un fenómeno, todo corazón, en Tuilla – en El Entrego habíamos oído hablar de que el “güelu de Nanín” tenía una tele en color, - aquellas de tono tan “chillón”- en su tienda de electrodomésticos, allí en La Vega, que ejercía de centro de reunión para todos los que querían ver el prodigioso juego de la “naranja mecánica” de Cruyff o Neeskens. Recuerdo cuando la dueña, la madre de Nanín, decía estar “fartuca” de despegar mocos de críos del cristal del escaparate.
Años después, los dos “Johan” recalaron en el Barcelona y fueron germen de lo que estos días está pasando y que va más allá de lo meramente deportivo. Un prodigioso grupo de chavales, nacidos después de los primeros años de nuestra Democracia y de las “teles chillonas”, levantaron a Carles Puyol para que con un cabezazo, empujado por dos claras y sus yemas marcase el, hasta ese momento, gol más importante de nuestra selección. Y con él, la reina de rojo, saltó como un resorte. Todo maravilloso, lo nunca visto, pase lo que pase el próximo domingo.
Pero cuando digo que todo es más que el “jogo bonito”, versión española del “tiqui – taca”, me refiero fundamentalmente al trabajo en equipo que los retroalimenta y siento si rompo a alguien la magia del momento, que también a mi se me puso un nudo en la garganta al ver la hazaña de “La Roja”. Ninguna acción victoriosa surge como contrapunto de otra cosa que no sea la elaboración continuada, la gestión eficaz, firme y comprometida. Lo demás, sería resultado del azar y libre albedrío y esos no son nunca buenos compañeros de viaje, ni en el deporte, ni en los estudios o el trabajo, ni mucho menos en la vida personal. Por ejemplo, deberíamos preguntarnos cuando el “jogo bonito” se puede instaurar en las relaciones económico sociales. Campos, todos ellos, repletos de centrales que no tienen capacidad para tocar el balón con sutileza y se limitan a lanzar pelotazos a la grada. Así que solo nos queda esperar a que el árbitro pite un penalti a nuestro favor, en el último suspiro del partido. O que el “mister” sustituya a los eternos titulares, amos de las camisetas, por otros, fantasmagóricos suplentes, que se pasen la “bola” acariciándola, sobre el pasto. Y que no se culpen recíprocamente por los botes que da el balón en las irregularidades del campo, como si los propios compañeros de equipo fuesen los técnicos encargados de su mantenimiento...¡Uf eso me resuena terriblemente familiar!. Otro botón de muestra, que creo ya he contado varias veces, es el de los velocistas USA que siendo, hasta la aparición de los prodigios Jamaicanos, los mejores del mundo, eran una comparsa en la prueba de relevos 4 x 100 metros lisos por la supina estupidez de no poder soportarse los unos a los otros... Y eso lo pagaban quedando eliminados o descalificados.
Si el ser humano es racional, ello supone que se deben hacer las cosas bien, al menos con uso de la cabeza, más que para acicalarse. Solo así se pueden dar pases al hueco, correr las bandas y salir del campo extenuado, pero con la conciencia limpia por el trabajo bien hecho.
Desgraciadamente, hay muchas personas para las que esto prodigio, esta hazaña, de la roja no les pondrá muy alegres. Ni siquiera les pondrá. Y no debemos olvidarnos de ellos. Los trabajadores de tantos y tantos Venturo XXI que encuentran, hipotecado o al menos en suspenso su futuro, olvidados de la realidad actual y también por ella dejados de su mano. So pena del mayor de los ostracismos y condenados al repudio de todos. Y todo resulta más insultante al ver que entre los acreedores que concursan al desguace y despiece para saldos de la sociedad, se encuentran sus propios dueños. Sí, no leéis mal, los propios generadores de la idea... Vamos los que salían en la foto como grandes creadores de negocio y empleo. Es más o menos lo mismo que si cualquiera de vosotros va al bingo y después de perder en la ruleta un fortuna, exige le devuelvan sus cuartos. Además todo es más crudo cuando se encuentran Fondos Europeos por medio que, habiendo terreno propicio, no hallaron el abono necesario y la mano sabia y sutil del gestor que los hubiere hecho crecer convenientemente, rentabilizando la inversión inicial ¿Una insensatez, verdad?.
En éstas, como diría el comentarista deportivo, suerte para la roja y justicia para los trabajadores de Venturo y un abrazo a todos.


Heri Gutiérrez García

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