sábado, 29 de octubre de 2011

EL CUERNO QUE NOS IMPORTA UN CUERNO

Hace unas semanas, concretamente el pasado domingo dieciséis de octubre, el mundo “mundial celebró el día internacional contra el hambre. Su finalidad es concienciar a los pueblos del mundo sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza. Un poco de historia reciente, nunca viene mal para las jóvenes generaciones interactivas y cibernéticas. Fue establecido por países miembros de la FAO en la Reunión General de la Organización Número 20, en noviembre de 1979, en Hungría.


Ante los pasmosos datos que muestran como más de mil millones de personas en el mundo pasan hambre todos los días de su vida, parece que a nadie importa su condena a la inanición y al ostracismo más cabrón. Al menos más allá de las veinticuatro horas de esa jornada. Por contra, la solidaria U .E. y sus secuaces de occidente tiran por el desagüe miles y miles de litros de leche, toneladas y palés de fruta o productos perecederos que “sobran” de la cuota anual permitida por el Sistema Neoliberal (para que los precios no se desajusten en le primer mundo). Y mientras, como decía el gran Alfonso, padre de Pinín, que de Pinón ye sobrín, “...Y sudan los del Sudán...” y yo, permitiéndome enmendarle la plana, me atrevo a decir “...lloran y sudan sangre por todos los poros sus vecinos que habitan allá en el cuerno de África”, tierra donde nadie mira, ni de reojo. Paradójico que esta zona del planeta sea la más pobre del mundo cuando fue la que albergó el nacimiento y desarrollo de la especie humana. ¡Ah!, ¿qué no sabíais que todos “salimos” de África? ¡Que rebién que se lo han hecho los biologicistas racistas que ampararon los sistemas coloniales decimonónicos, que justificaban un modelo “kafkiano” y paternalista en la necesidad de “dar cultura” a los pobrecitos negritos, al sur del Serengueti!. Pues sabed que de allí precisamente salió hace más un millón y medio de años la primera oleada, a modo de emigración, de homínidos. De ellos precisamente descendienden los Neanderthales del Sidrón, Atapuerca.... Más recientemente, la primera saga Homo Sapiens hace apenas ciento veinte mil años, abandona el “Cuerno de África” posiblemente por las llanuras del Sinaí.

Desde esas, la climatología tropical hace que los descendientes, parientes nuestros, recubran el cuerpo con melanina, la misma que pierden los que emigran hacia climas más fríos, en una adaptación de defensa ante los rigores del entorno. Nunca por ser de inferior capacidad intelectual, más próxima a los simios, que a la especie humana, como plantean los Institutos de Estudios Africanos de los estados coloniales. Es así como se expolia de sus recursos a todo el continente, llamado negro, se recortan los países por las líneas imaginarias que definen los paralelos y meridianos, agrupando etnias irreconciliables y mezclando otras que se profesaban el más visceral de los odios. Todo, como germen del desgraciado futuro que les esperaba a los actuales moradores del lugar. Eritrea, Etiopía, Somalia, Kenia, Tanzania...no son países de referencia en materia de desarrollo, por contra son carentes de oportunidades y necesitados de una ayuda que solo llega de manos de las ONG – reconocimiento para Marcia y el actual párroco de San Andrés de Linares (El Entrego) que con su obra “Hermano Benbereke”, Rafa Palacios, de Ciañu, y otros que dejan con el “culo” al aire a los gobiernos del primer mundo, solo pendientes de cubrirse las lustrosas espaldas ante el temor al látigo Neoliberal, de siete cabezas acerdas, cuyos tentáculos más lacerantes son el Banco Mundial, la ONU, FAO, UE, G7 – y su hermano mayor el G20 –...¡Cuándo abriremos los ojos de una vez! Claro es más fácil ser como el avestruz, hasta que nos toque a nosotros ponernos “en pompas”. Mientras, como siempre, Carpe Diem, amigos.







Heri Gutiérrez García

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