Cantaba la
malograda Cecilia, allá en la mitad de los setenta algo así como “Mi querida
España, esta España viva, esta España muerta. De tu santa siesta ahora te
despiertan versos de poetas. ¿Dónde están tus ojos? ¿Dónde están tus manos? ¿Dónde
tu cabeza?/De las alas quietas; de las vendas negras sobre carne abierta.
¿Quién pasó tu hambre? ¿Quién bebió tu sangre cuándo estabas seca?/Pueblo de
palabra y de piel amarga, dulce tu promesa. Quiero ser tu tierra, quiero ser tu
hierba cuando yo me muera...” Lo reconozco, siempre que escucho esta
canción se me pone un nudo en la garganta, la piel de gallina y se me llenan
los ojos de lágrimas. Mucho más, sin duda ni parangón, que cuando oigo a Ana
belén y su “España camisa blanca” ¡No entiendo, muy bien, por qué!
Quizás excesiva sensiblería o que ya me hago mayor.
La censura de 1975, obligó a
Evangelina Galán, alter ego de Cecilia, a cambiar viva /muerta o en los posteriores
estribillos vieja/ nueva, en dudas / cierta por un soliloquio más
aséptico, a la par que impropio, mía / nuestra, que hoy todos
tarareamos. Hace casi cuarenta años que aquel “Ramito de violetas”, del
que formaba parte, vio la luz y si una
triste noche de verano en agosto del 76, un carro del país no se le hubiese
cruzado en el camino, a la vuelta de una actuación en Benavente, seguro que si
viese su / nuestra España, se sentiría igualmente descolocada y triste en la
expresión y finalmente desolada. ¿Por qué creo eso? Pues amigos mío,
sencillamente y honestamente pienso que la referencia, a la vez que esencia,
que se capó a la canción, maravillosa oda de libertad y compromiso, sobre las
dos españas, sigue cierta.Y, “pa' encima”, jodidamente faltan poetas que nos
despierten de la triste pesadilla en la que estamos sumidos; porque los que
quedan duermen el sueño eterno en la torre de marfil de la SGAE, donde hicieron
su imperio...
¿Cómo puede tragar el crisol de la
paciencia la certeza, no suposición, que es más importante saber con quién
duerme Belén Esteban o aprender de las lecciones de seducción de “Pipi” Estrada
y su partener, que definir modelos de justicia social que garanticen el
bienestar de nuestros compatriotas? ¿Cómo podemos rasgarnos las vestiduras y
hacer vendas negras con ellas, cubrir la podredumbre de carnes tapizadas por el
dolor y la desvergüenza cuándo se captura en la alta mar de nuestro imperio un
barco lleno de bucaneros y piratas de distinta procedencia remando en la misma
dirección, sin luces, con nocturnidad y alevosía? Seguimos mirándonos al ombligo, pensando que
lo nuestro “ye” lo mejor olvidando que según ese planteamiento los demás, lo
otros, tienen el derecho de considerar lo suyo de igual manera. Preguntémonos
porque una Comunidad Autónoma al hablar de Estados Federales es excluyente
hacia las demás. ¿Quizás porque ese planteamiento y esa forma de gobierno
- muy habitual en occidente – es
malinterpretada por los demás? Por extensión, en todos los ámbitos de la vida
¿escuchamos, acaso, la explicación de los demás? ¡Va a ser que no!
Por contra, parece que algunos
pretenden tornarnos al hambre, a la desesperación de la canción, en
circunstancias hijas de dulces promesas muertas. ¿Dónde tenemos la cabeza? te
preguntaría querida Cecilia, dudo que nos quede corazón y arrestos para tomar
el toro por los cuernos y dar un “puñetazu n'a mesa”, porque en ellos nos va y
se nos va la vida, como la de los conejos que discutían a la puerta de la
madriguera sobre la procedencia de los ladridos que los amedrentaban.
Y luego nos jode, por eso quizás así
se entienda todo, que el New York Times saque fotos de una realidad social que
es y existe, ya no en la sombra del inframundo, sino en el corazón de las
ciudades. Una caterva de plagas y calamidades que nos pueden tocar a todos si no
nos ponemos las pilas. Preguntádselo a los trabajadores sociales o a los
voluntarios de las ONGs; todo es mucho más importante, real o serio que las
movilizaciones en las redes sociales fomentando la imagen “made in Spain” de
innovación y modernidad, que como respuesta se quiere dar y enviar al diario “yanqui”.
Porque la otra España, la de los pobres y desfavorecidos existe y está cada vez
más presente, para tod@s. Y llegará un momento en
que las Copas del mundo y de Europa no sacien ya el hambre del cuerpo y peor aún el del alma. Cómo
siempre, carpe diem. Amigos
Heri
Gutiérrez García.
No hay comentarios:
Publicar un comentario