jueves, 2 de agosto de 2012

EL SÍMBOLO Y LA PALABRA

En una sociedad humana, sea cuál sea tipo, momento lugar o situación, los símbolos son elementos ineludibles que sirven para hacernos a todos la existencia un poco más fácil, a la vez que su entendimiento y comprensión permiten asimilar las normas y leyes escritas, orales y siempre de costumbre. Hasta aquí, todo es maravilloso, bucólico y pastoril, tanto como lo era “El Cantar de los cantares” intento que fue, al fin y a la postre frustrado del Rey Salomón, por tirarle los tejos a una guapa moza del lugar – cómo siglos después le ocurrió a otro caballero de triste figura, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor, don Quijote de nombre y oriundo de la Mancha, como “Iniesta de mi vida” -. El problema aparece cuando los símbolos se tornan en instrumentos de coacción contra la especie humana, e irreverentes capan toda capacidad de reacción, viabilidad de futuro en versión individual o comunal y ganas de seguir tirando del carro de los truenos... Por que en ésas, el símbolo se transforma en corbata, traje de “adolfodomínguez” o chándal de “joalfe” y aunque haga calor, que lo hace, como trova el charnego Calamaro, otro insigne Andrés, a coro con Koke Maya y Cotti, en las ondas del más nocherniego pub en el que estoy tomando un café con hielo, excusa “cheli” “pa” tira-y los tejos a la dueña del “chiringu”... Y aunque suden los del Sudán, como pensaba Alfonso por boina de Pinín, el sobrín de Telva, los símbolos se tornan en marca de papel couché, para diferenciarnos de aquellos que no nos gustan o sencillamente vemos distintos. Y cómo todo se asimila mejor con ejemplos, echaré mano de la Antropología que nos muestra varios peligros y consecuencias derivadas de llevar al extremo las distinciones e identidades supuestamente irreconciliables. ¿Alguien se puede creer qué existe algo real, base científica cierta, que nos lleve a corroborar que el color más o menos tostado de la piel nos hace más inteligentes o aptos para nada? Porque, amigos míos, la piel, ojos, tamaños...son expresiones de los cromosomas y en ellos no existe ninguna diferencia susceptible de ser importante, para toda la especie humana. De hecho, poca hay con nuestros primos los chimpancés y mucho menos, casi ninguna, con otro ser humano que ya ha desaparecido, hace veinte mil años, de la faz de la tierra, el hermano Neandertal, del Sidrón Piloñés.


Si todo sigue igual; ¿por qué tornamos la mirada como “capullos” abrumados y nos parapetamos ante bastardas e inconsecuentes banalidades...??? Tan menguante es la autoestima social de esta polución nocturna de mono borracho que constituimos los humanos...??? Tan marginal es la poción, casi aguas fecales del sistema neocon, que bebemos en ayunas para enfrentarnos a la batalla del día, que nos revuelve las entrañas y nos hace daño en el alma, siempre de manera irreparable e incurable. Quizás así se justifiquen planteamientos inconsecuentes para defender lo absurdo; términos desterrados, fuera de su lugar de origen, al limbo de las injusticias, atrapados con lazo corredizo por los pelos “pa acojonar”... Y así, rezar credos como si fuimos tod@s unos choriz@s y gastamos a espuertas debemos pagar el castigo divino, a modo de intervención, porque todos somos una caterva vagos y...” una polla como una hoya”. ¿A quién quieren hacer tontos? Evidentemente, al que se deje usar de pavimento para las chapuzas nacionales a gran escala, como el gran Jorge “ilegal” Martínez cantaba, chicos malos para la máquina, hoy que tanto se estila, versión 4.0...Claro, como mi círculo de amigos no alcanza a altos cargos directivos de Bankia, Caja Mediterráneo y “jerifaltes” similares, no puedo entender, aunque el sueño llegue, que se puede vivir, dormir, servir o morir por y entre tanta “pasta” como solía el “tío Gilito” de W. Disney- al parecer también oriundo y emigrante, en la infancia, de la Mancha -.

Llegamos así a las antípodas de lo que los Padres de la Constitución, muchos de ellos ya en el recuerdo, idearon para una España plural culturalmente y capaz de vivir en libertad y Democracia. Hoy se estila la “tijera” y no me refiero a la usada por el estilista del pelo o del paño, ni siquiera a la que usan los malos gestores, “colegas” del quehacer sobre el homo aeconómicus. Voy contra los ideólogos que “capan” la capacidad vital y de desarrollo libre del ser humano, me molestan quienes sacan de contesto ciertos términos sin conocer su significado, o peor aún, adrede con consecuencia y conciencia. Y los siento, pero la deformación profesional me hace cambiar la columna que tenía pensada para los grandísimos Usaín Bolt y Óscar Pistorius – atleta amputado de ambas piernas – y aunque se las merecerían mil veces más que otros a los que no perderé el tiempo en mentar deberán esperan a septiembre. Aunque Carmen me mate, por “pasarle” tarde mi alucinada colaboración quiero explicar en ella, hasta donde pueda, cierto concepto en los límites de las nuevas tecnologías aplicadas a las ciencias biocientíficas – Tácito que comparte espacio en esta edición sabe mucho más de ello -. Bueno ahí va, citar la “eugenesia” para abolir, o con la idea de ello en el futuro, el aborto es un salvajada tan grande como del uso que de ella hicieron, entre otros, los nazis. Nada tiene que ver con practicar el aborto a un embrión con malformaciones, si con ello se evita sufrimiento en el futuro al niño y su familia. La antropología o la filosofía de las ciencias define la eugenesia como el conjunto de prácticas y técnicas encaminadas a mejorar una especie, por ejemplo lo que se hizo con los antepasados del gran Usaín a los que se les “cruzaba” en función de ciertos parámetros similares a los que hoy usan los tratantes de “ganao” o los jueces de concursos ganaderos. Y eso, no los concursos, sino el deslizamiento bioético que conceptualiza fuera de lugar, es un peligro. En tanto, como siempre y mientras podamos, carpe diem, amigos.





Heri Gutiérrez García.

La imagen está tomada de http://www.ehowenespanol.com/significado-del-simbolo-ohm-hechos_37406/

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